Es una de las manifestaciones psicóticas más frecuentes en personas con demencia. En este síntoma se combinan un error perceptivo (habitualmente una ilusión o una mala identificación o, con menor frecuencia, una alucinación) a la que el enfermo asocia inmediatamente un delirio secundario que “explicaría” esa anomalía perceptiva. Se distingue de la prosopagnosia (incapacidad para reconocer caras familiares o previamente conocidas) y de otras agnosias (incapacidad para reconocer objetos) en que dentro de la definición de éstas no se incluye un delirio asociado.
Burns (1992) describe cuatro tipos principales de identificaciones erróneas en cuanto a su contenido:
- Errores en la identificación de otras personas, (incluyendo a la pareja y otros familiares allegados).
- Creencia de que otras personas (extraños) cohabitan con el enfermo en su casa.
- Error en la identificación de acontecimientos en la televisión (cree que lo mostrado en televisión está ocurriendo de verdad).
- Error en la identificación de la imagen de sí mismo en un espejo (cree que esa imagen pertenece a otra persona).
- Las interpretaciones erróneas pueden ser múltiples y deberse a distintas causas: interpretaciones delirantes, interpretaciones lógicas pero producidas por alteraciones en la visión o audición, interpretaciones anómalas por alteración de la capacidad de razonamiento, alteración de las gnosias, etc.
Las interpretaciones erróneas y la incapacidad para reconocer personas o cosas pueden dar origen a diversos trastornos psicológicos y del comportamiento, por ejemplo: una planta grande en casa que se mueve por la acción del viento, o sombras, pueden confundirse con una persona; pasos de un familiar en casa puede ser confundido con ladrones; las voces provenientes de una radio pueden ser confundidas con personas que han entrado en casa; no querer entrar en su casa o habitación porque hay una personas extraña (por ejemplo, dice que hay una mujer y no reconocer que es su esposa o hija), etc.
Recomendaciones
- Descarte que estas interpretaciones se deban a alteraciones visuales o auditivas.
- Si tiene alteraciones visuales o auditivas, asegúrese que sus gafas estén bien graduadas o los audífonos funcionen bien. Muchos familiares informan que su familiares enfermos no quieren usar las gafas o audífonos o los pierden, si no los tienen habitualmente darán lugar a que puedan aparecer las interpretaciones erróneas. Hay distintas opciones que complican que se los quite, asesórese en los establecimientos donde los adquirió y elija el más adecuado para su familiar.
- Si no repercuten en la vida de la persona ni le crean ansiedad o agitación, no debe darle mayor importancia aunque habrá que vigilar su evolución y siempre descartar que se debe a un déficit sensorial.
- Si afectan a la vida de la persona causando conductas anómalas, generándole ansiedad, agitación o miedo, intente tranquilizarlo con gestos y tono afable al mismo tiempo que se le explica lo que está sucediendo (para aclararle su interpretación errónea), este suele ser un método eficaz para controlar la situación. Recuerde que es importante no discutir ni recriminar (“otra vez con lo mismo”, “ya te dije que no ha nadie ahí”) con ello sólo conseguirá que se enfade o se entristezca por el error cometido y por no poder recordarlo.
- No se le debe seguir la corriente, al darle la razón lo que se conseguirá es reforzar su aparición y el mantenimiento de la misma.
- Si usted sabe que no escucha bien, hay que procurar hablar en tono de voz que pueda oír claramente y repetir la información tantas veces como sea necesario.
- Procure tener la casa bien iluminada para que pueda ver bien y evitar las falsas percepciones.
- Descarte que sea un delirio o una alucinación.
- Consulte con su médico cualquier exacerbación de los síntomas que provoquen en la persona enferma angustia o ansiedad.
AFATE agradece a la Dr. Dª Lourdes Fernández López, psiquiatra, la revisión de los contenidos de este apartado.