14. Reacciones catastróficas

Este tipo de reacciones son muy frecuentes en las personas con demencia y no son más que reacciones desproporcionadas (enfado, agitación, angustia o violencia) en relación con la causa que las provoca.

Pueden ser originadas por un delirio o una alucinación, o por problemas visuales o auditivos que nos han pasado desapercibidos, porque algo le duele y no sabe decirlo o indicarlo, e incluso pueden ser el síntoma de una infección (por ejemplo infección de orina). En ocasiones, estas reacciones se producen cuando la persona no puede comprender lo que le dicen, lo que está sucediendo o cuando lo distorsiona como consecuencia de su enfermedad; también pueden suceder como reacción de que algo le molesta (ruidos, personas no conocidas, situaciones nuevas o extrañas para él, etc.) o cuando se le pide que haga algo que ya no puede hacer, y cuando siente que algo le está pasando pero no sabe qué es, etc.

Este tipo de reacciones suelen crear situaciones y momentos difíciles para el cuidador, y es importante tener en cuenta que la persona enferma no puede controlar este tipo de reacciones y son parte de su enfermedad.

Recomendaciones

  • En primer lugar debemos intentar averiguar qué tipo de situaciones provocan con frecuencia o facilidad estas reacciones, para así intentar evitarlas o al menos minimizarlas; en ocasiones es tan sencillo como que un zapato le molesta.
  • No pedirle a la persona enferma algo que ya sabemos que no puede hacer o comprender; para ello es importante tener en cuenta que lo que hacía bien ayer hoy puede tener dificultad.
  • Procurar mantener la rutina en las actividades de la vida diaria como el aseo, que tan frecuentemente origina este tipo de reacciones.
  • No meterles prisa o apurarlos.
  • No forzar situaciones.

Cómo reaccionar

  • No tomarlo como algo personal, recordar que es provocado por su enfermedad.
  • Reaccionar con calma e intentar poner su atención en otra cosa, distraerle.
  • No discutir ni gritarle.
  • Proporcionar tranquilidad con la voz y los gestos.
  • Háblele con frases sencillas y póngase en frente.
  • Llámelo por su nombre y tóquelo con suavidad.
  • Darle un abrazo, arroparlo, si está asustado o angustiado.
  • No le transmita su temor o miedo.
  • Si la reacción ha sido por algo que quería hacer y no sabe, vaya indicándole los pasos uno a uno con tranquilidad. Recuerde que es importante no avergonzarlo o ridiculizarlo.
  • Si la reacción es por algo que quiere decir y no puede, intente ayudarle a expresarlo.
  • Si son provocadas por cualquiera de las alteraciones anteriores, tenga en cuenta las recomendaciones en cada caso.

AFATE agradece a la Dr. Dª Lourdes Fernández López, psiquiatra, la revisión de los contenidos de este apartado.