- Hable lenta y claramente, con frases cortas y un lenguaje sencillo y concreto, procurando situarse frente a la persona para que sepa que nos estamos dirigiendo a ella.
- Dar un solo mensaje cada vez.
- Repetir, pacientemente, cuantas veces sea necesario.
- No realizar preguntas complicadas.
- Acompañar la comunicación verbal con no verbal (gestos e indicaciones con la mano).
- Emplear un tono agradable (no enfadarse ni hablar en tono de voz alto aún cuando se tenga que ser firme)
- Proporcionarle seguridad a la persona enferma.
- No ridiculizarse ni recordarle de lo que no es capaz.
- Ante preguntas y respuestas sin sentido se debe disminuir su ansiedad, evitar la discusión y tratar de cambiar de tema sin añadir más información que le pueda confundir.
- Adaptar constantemente el vocabulario y el tipo de lenguaje a las constantes limitaciones que la enfermedad impone.
- Proporcionarle el tiempo que necesite para pensar.
- Poner especial atención al tono emocional con el que habla para poder comprenderle mejor.
Situaciones que se deben evitar
- Discutir y darle órdenes constantemente.
- Decirle lo que no puede hacer (es mejor decirle lo que sí puede hacer)
- Emplear un tono paternalista que puede despertar en la persona sentimientos de inutilidad, frustración o rabia.
- Darle noticias tristes o preocupantes que la persona ya no pueda comprender del todo y puedan entristecerle o angustiarle, sobre todo si esa persona tiene tendencia a reacciones catastrofistas.
- Ponerle nervioso o angustiado, esto alterará su capacidad para comprender lo que se le dice.
- Transmitirle nuestra angustia o cansancio (son extremadamente sensibles a los cambios de humor).
- La incoherencia entre los mensajes verbal y no verbal (dando mensajes opuestos como decirle “tranquilo” con voz crispada o gritándole).
- Hacerle preguntas que requieran de capacidades que ya no dispone.
los logopedas de AFATE están a disposición de familiares y usuarios de nuestra Asociación para asesorarles y aclararles todas las dudas que tengan en estos temas.