- Las Actividades de la Vida Diaria (AVD) como el aseo personal, la higiene; las Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (como el manejo de la medicación, el mantenimiento de las citas médicas, el manejo del dinero, la limpieza del hogar,..). Estas actividades empiezan a verse alteradas, en mayor o menor medida, desde el primer momento de aparición de la enfermedad, pero hay que intentar que la persona enferma de demencia no se desvincule de sus propios autocuidados cuando empiecen a fallar en ellos. También es importante que el cuidador aprenda a supervisar e irse “entrometiendo” poco a poco en este espacio tan personal del autocuidado, a dar pautas de manera adecuada y a no enfrentarse a él sino a acompañarle. En definitiva a ayudarle a seguir siendo autónomo.
- El apartado psicológico es un asunto más complicado y cambiante de unas personas a otras, ya que aquí influyen las características de personalidad premórbida (anterior a la aparición de la enfermedad) y su estilo de vida. Con frecuencia el cuidador quiere asumir el control de la vida de la persona enferma de demencia, generando tensión entre ambos, la cual se acentúa si el cuidador carece de información sobre la misma; esto entorpece el adecuado clima de confianza que debe existir para que sea posible un óptimo desarrollo en la realización de las AVD.
- El apartado social es el que más deterioro sufre desde el primer momento. Cuando la persona con demencia se da cuenta de que empieza a perder el hilo de la conversación con los demás, que no hace las cosas como antes, que falla en la ejecución de tareas sencillas y rutinarias, se va aislando progresivamente de su entorno social, reduciendo poco a poco su interacción con los demás.
Por lo tanto, las actividades de la Vida Diaria “son todo lo que hace la persona” y ocupan todo el día. Estas actividades se dividen en tres categorías:
- Básicas: aseo, vestido, alimentación,…
- Instrumentales: manejo de la medicación, citas médicas, uso del teléfono, uso de electrodomésticos….
- Avanzadas: finanzas, juegos, viajes, relaciones sociales….
En las demencias estas actividades sufren un deterioro progresivo, desde las más avanzadas, pasando por las instrumentales y terminando por las básicas, de ahí la importancia de conservar estas capacidades el mayor tiempo posible, pues gracias a ellas la persona con demencia seguirá siendo autónoma.
Las recomendaciones generales para mantener la autonomía de las personas con la enfermedad de Alzheimer u otras demencias en la vida diaria son:
- No cambiarle el estilo de vida que llevaba antes de la enfermedad; se trata de hacerla más sencilla, más cómoda.
- Adaptar el entorno a sus necesidades.
- Estimular el lenguaje.
- Planificar la realización de actividades útiles, no sobrecargándolo y sin exigirle lo que ya no puede hacer.
- Dejarle todo el tiempo que necesite para que haga las cosas por sí mismo, animándole si encuentra dificultades y teniendo en cuenta que su ritmo ahora es diferente.
- Mantener la rutina, el horario y el orden.
- Vigilar la correcta adaptación de gafas, audífonos, prótesis dentales,… ya que las deficiencias sensoriales pueden reducir la percepción de los estímulos.
- Controlar a través de su médico de familia y del neurólogo, la medicación y las enfermedades propias de las personas mayores, sobre todo de las infecciones de orina que suelen pasar desapercibidas para el cuidador/a y que pueden provocar un estado confusional, alteración del comportamiento u otras alteraciones.