Sucede cuando hay ausencia de duelo o retraso en su aparición, o cuando hay un duelo excesivamente intenso y duradero.
Las personas que tienen un mayor riesgo de sufrir un duelo patológico son aquellas que experimentan una pérdida repentina o en circunstancias catastróficas, los que están aislados socialmente, los que se sienten responsables de la muerte y aquellas que mantenían una relación de intensa ambivalencia o dependencia del fallecido.
Duelo Crónico: es aquel en el que hay una duración excesiva o incluso permanente del duelo y no se llega nunca a cerrar el proceso. Se suele dar en personas con una relación de fuerte dependencia con la persona fallecida.
La persona es absorbida por los recuerdos y es incapaz de reinsertarse en la actividad social y laboral normal.
Se produce, en ocasiones, un “aferramiento” a los objetos del difunto, un afán por dejar todo tal cual estaba, en una persistencia, no consciente, de la idea de que el fallecido puede volver.
Duelo Ausente: se produce cuando hay una prolongación de la fase de embotamiento afectivo inicial del duelo. La persona mantiene una vida aparentemente normal e incluso es socialmente admirado por su “entereza y fortaleza”.
No hay reacciones emocionales visibles como el llanto o la tristeza, y mantiene conductas de evitación hacia el recuerdo de la persona fallecida, evitando hablar de lo sucedido o eliminando rápidamente objetos personales. Pueden aparecer en estas personas, síntomas físicos o somatizaciones como forma de manifestación del duelo.
Duelo Exagerado: la persona manifiesta una intensa reacción emocional que puede manifestarse como depresión severa, ataques de pánico, conductas fóbicas, manías,…. pudiéndose equiparar sus síntomas al trastorno de estrés postraumático.
Duelo Retrasado: es cuando la persona tiene una reacción emocional que no tiene la suficiente intensidad como para iniciar el proceso de duelo y queda como “atascado” en esa situación; los sentimientos se inhiben y pasado el tiempo, motivo de otra pérdida o acontecimiento estresante, aparecen de forma desmesurada. Estas personas evitan pensar en lo sucedido y para ello procuran estar en una actividad constante.