5. Apatía

El trastorno de la conducta observado con mayor frecuencia en las personas con la enfermedad de Alzheimer es la apatía, que se define como una disminución de la motivación no atribuible a reducción del nivel de consciencia, trastorno cognitivo o distrés emocional.

La persona con apatía (también definida como impasibilidad del ánimo o dejadez, indolencia, falta de vigor o energía) es poco sensible a los acontecimientos y estímulos exteriores, y puede ser el primer síntoma de la demencia que la familia detecte.

En ocasiones en estos enfermos es difícil valorar la apatía, puesto que puede no quedar claro si la disminución de las actividades es secundaria a ella o bien a una incapacidad de realización de las actividades. Asimismo, aún cuando estudios recientes han demostrado que la apatía es independiente de la depresión, en estos enfermos no es raro confundirlas.

También puede ser la apatía, una reacción psicológica a un entorno que el enfermo percibe como hostil, ingrato o incomprensible.
Por regla general, la apatía aparece en las primeras fases de la EA y está presente durante toda su evolución clínica.

Las personas con demencia al inicio de la enfermedad pueden sentirse agobiados al no comprender lo que está sucediendo a su alrededor y se retiran hacia un entorno que sí pueden comprender. Los enfermos con apatía presentan falta de interés por las actividades de la vida diaria y del cuidado personal, disminución de la expresión facial, disminución en la respuesta emocional y en la iniciativa.

Es importante diferenciar el enfermo apático de uno deprimido, ya que el manejo de la situación es bastante diferente.

Recomendaciones en situaciones de apatía:

  • Planificar actividades diarias que le gusten y que sabemos que disfruta con ellas.
  • Hacerle sentir útil.
  • Paseos diarios.

AFATE agradece a la Dr. Dª Lourdes Fernández López, psiquiatra, la revisión de los contenidos de este apartado.